Es impresionante como todo se muere… Menos la ilusión. Esa ilusión que nace al finalizar un mal momento, esa ilusión que nace cuando todo parece perdido, esa ilusión que nace cuando ya no se encuentran explicaciones. Y sin embargo, esa ilusión... nace. ¿Será esa la explicación de por qué el fútbol es tan apasionante? No sé si la respuesta es sí… pero sí sé que esa ilusión vuelve a encenderse en los corazones de todos los hinchas porque no hay nada más lindo que ir a la cancha, no hay nada más lindo que gritar un gol, no hay nada más lindo que ver a las figuras que llegan (y algunas que se van), no hay nada más lindo que estar cantando bajo la lluvia de la popular, no hay nada más lindo que ver la pelota rodar y picar, no hay nada más lindo que putear a un árbitro, no hay nada más lindo que sentirse en familia junto a mil personas más... Las derrotas podrán doler, los jugadores podrán volvernos locos, los técnicos podrán ponernos nerviosos, los periodistas podrán ofendernos, los árbitros podrán sacar lo peor de nosotros... pero nada de eso se compara al grito de gol. Por eso cuando yo veo que mi equipo sale decimoctavo en la tabla, que mi goleador no hace goles, que mis jugadores están excedidos de peso, que tienen que entrar los pibes para intentar solucionar el problema, que mi capitán no habla, que mi arquero es figura todos los partidos, que mi defensa no sabe qué está haciendo, que mi técnico es un ídolo que no le encuentra solución... Pienso en los partidos que disfruté, en los goles que grité, en las veces que fui a la cancha, en las veces que lloré... Y hoy, día que comienza el Torneo Clausura, mi ilusión por Independiente vuelve a nacer. ¿Me volveré a desilusionar? No lo sé, dentro de seis meses te digo. Pero también te digo que dentro de siete meses voy a sentir la misma ilusión que siento hoy. ¿Por qué? Y, porque soy hincha. ♥
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